Los dientes pueden volverse amarillos por varios factores, como el consumo frecuente de café, té, vino tinto y tabaco. Además, el desgaste natural del esmalte con el tiempo puede exponer la dentina, que es de un color más amarillento.
El color amarillento no solo afecta la estética de la sonrisa, sino que también puede ser un indicador de placa acumulada o problemas de salud bucal que requieren atención.
Evita el uso excesivo de blanqueadores caseros, ya que pueden dañar el esmalte si se usan en exceso. Siempre consulta a un profesional antes de optar por cualquier tratamiento blanqueador.
Sí, el estrés puede tener un impacto negativo en la salud dental. Algunas personas desarrollan el hábito de apretar o rechinar los dientes (bruxismo) debido al estrés, lo cual desgasta los dientes y puede causar dolor en la mandíbula.
El bruxismo puede llevar al desgaste de los dientes, dolor de cabeza y problemas en la articulación temporomandibular (ATM). En casos graves, puede requerir tratamiento con una férula dental.
No ignores los síntomas de bruxismo. Si notas que despiertas con dolor de mandíbula o dolor de cabeza, consulta a un especialista. El problema puede empeorar con el tiempo si no se trata adecuadamente.
Aunque el cepillado y el uso de hilo dental en casa son fundamentales, no siempre eliminan toda la placa. Con el tiempo, la placa se convierte en sarro, una acumulación dura que solo puede eliminarse mediante una limpieza profesional.
El sarro puede llevar a problemas de encías como la gingivitis y, si no se trata, a periodontitis. Esto no solo afecta la salud bucal, sino también la salud general, ya que las infecciones de encías pueden influir en enfermedades sistémicas.
No creas que el cepillado y el uso de hilo dental son suficientes. Las limpiezas profesionales son necesarias para evitar problemas mayores, incluso si te cepillas regularmente.
Existe la creencia de que una caries dental siempre se manifiesta con dolor, y que la ausencia de este indica que no hay problemas dentales.
La asociación directa entre dolor y enfermedad ha llevado a pensar que, sin dolor, no hay afección. En el caso de las caries, muchas personas solo buscan atención dental cuando experimentan molestias.
La falta de síntomas evidentes en etapas tempranas de las caries y la tendencia a posponer visitas al dentista hasta que surge el dolor contribuyen a la continuidad de este mito.
Una caries puede estar presente en un diente, principalmente en el esmalte, sin que el paciente sienta dolor alguno. Así mismo, si la caries llega a la zona de dentina y el diente pierde la vitalidad de su nervio, puede no notar ningún tipo de dolor.
Se cree que los procedimientos de blanqueamiento dental erosionan o debilitan el esmalte, causando daños permanentes a los dientes.
Este mito puede haber surgido de experiencias negativas con productos blanqueadores caseros o mal utilizados, así como de la desconfianza hacia procedimientos estéticos que alteran la apariencia natural de los dientes.
La proliferación de productos blanqueadores de venta libre sin supervisión profesional y testimonios de personas que han experimentado sensibilidad dental tras el blanqueamiento refuerzan esta creencia.
Cuando se realiza de manera adecuada y supervisada por un profesional, el blanqueamiento dental es seguro. Sin embargo, abusar de los productos blanqueadores o usar métodos caseros sin control médico puede afectar el esmalte dental.
Es fundamental consultar con profesionales de la salud dental para obtener información precisa y personalizada, y así evitar caer en mitos que puedan perjudicar nuestra salud bucal.
Se cree que aplicar más presión al cepillarse los dientes garantiza una limpieza más efectiva y la eliminación completa de la placa bacteriana.
Este mito probablemente surgió de la lógica intuitiva de que una acción más vigorosa produce mejores resultados, similar a la limpieza de otras superficies donde la fricción intensa elimina la suciedad.
La falta de educación adecuada sobre técnicas de cepillado y la ausencia de orientación profesional han perpetuado esta creencia. Además, la sensación de "limpieza" que algunas personas experimentan al cepillarse con fuerza refuerza la idea errónea.
Cepillarse con demasiada fuerza puede dañar el esmalte dental y las encías, provocando sensibilidad dental y retracción gingival. Lo recomendable es usar un cepillo de cerdas suaves y realizar movimientos suaves y circulares para proteger tanto los dientes como las encías.
Es fundamental consultar con profesionales de la salud dental para obtener información precisa y personalizada, y así evitar caer en mitos que puedan perjudicar nuestra salud bucal.
Cambia tu cepillo dental cada tres meses o antes si las cerdas están desgastadas.
En la Ciudad de México, existen clínicas dentales como Smile Factory CDMX que ofrecen diagnósticos gratuitos en la primera visita, facilitando el acceso a la atención dental.
Después de consumir alimentos o bebidas ácidas, espera al menos 30 minutos antes de cepillarte los dientes para evitar el desgaste del esmalte.
Permiténos cuidar tu sonrisa, agenda de forma rápida y segura.